“Yawar Fiesta”: ¿tradición o maltrato?
- Cristian Ipanaqué Calderón, Eva Serrano Estrada, Ronaldo Trejo Trejo
- 22 nov 2024
- 6 Min. de lectura

Yawar Fiesta es una de las obras más importante del gran escritor José María Arguedas, quien nació en Andahuaylas (Apurímac) en 1911 en el seno de una familia mestiza. Desde muy joven percibió el contraste entre la cultura andina y la hispana. Vivió con los indios debido a la marginación de su madrastra, lo que le permitió no solo aprender el quechua y entender las tradiciones indígenas, sino que también despertó en él un profundo compromiso con los derechos y la dignidad de los pueblos originarios. Esta experiencia personal se convirtió en el principal motivo de su narrativa, lo cual iba plasmando en cada una de ellas. La novela Yawar Fiesta fue publicada en 1941 y ha sido una de las obras más representativas del movimiento literario indigenista, caracterizado por expresar de la manera más auténtica posible la realidad de los pueblos andinos. La obra corresponde a la primera mitad del siglo XX, época en la que el Perú atravesaba por una fuerte discriminación racial —de los gamonales para con los campesinos, por ejemplo—, pero también se salen a la luz conflictos entre la modernidad y la tradición, utilizando la fiesta taurina de un pueblo andino como metáfora de la resistencia indígena de la provincia de Puquio frente a las influencias externas como la española.
La novela se convierte en un reflejo de la dualidad cultural y el desarraigo que el mismo autor vivió. El estilo de Yawar Fiesta es uno de los aspectos más representativos y admirados de la novela, ya que Arguedas incorpora expresiones en quechua y una riqueza descriptiva que sumerge al lector en el paisaje y en el sentimiento andino. Esta fusión de lenguas y culturas en su narrativa no solo evidencia su dominio de ambas, sino que también es una enunciación de la diversidad y la identidad cultural del Perú. Al igual que su propio recorrido personal, Yawar Fiesta muestra la tensión entre el mundo andino y el mundo español: dos realidades con las que Arguedas convivió durante toda su vida, pero que siempre buscó amistar.
Esta obra marcó un hito en la literatura peruana y latinoamericana al presentar la cosmovisión indígena como una voz digna de ser escuchada. Gracias a la autenticidad de su narrativa y su compromiso inquebrantable con la defensa de las comunidades indígenas, José María Arguedas se consolidó no solo como un gran prosista, sino como un puente entre dos mundos y un defensor de las raíces culturales del Perú.
Los mistis utilizan su posición de gamonales o terratenientes demostrando su poderío insoslayable y su influencia para apropiarse de tierras ajenas, cuyos dueños serían los habitantes de Puquio, quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad. Año tras año, aquellos personajes presentan papeles y documentos que aseguran su propiedad sobre los manantiales, echaderos, y las pampas de pasto más fértiles. No obstante, estos documentos, en muchos casos, eran ilegítimos o habían sido obtenidos de forma fraudulenta. A través de estas estrategias, los mistis justificaban legalmente una apropiación que en realidad es injusta y abusiva para los pobladores de Puquio.
Resulta evidente que los mistis no tienen ningún reparo en dañar a los indios de Puquio con tal de satisfacer su ambición desmedida. Al apoderarse de las tierras, no solo privan a los habitantes de sus recursos, sino que también generan un desequilibrio económico y sociocultural en el pueblo, condenando a sus habitantes a condiciones aún más precarias. Esta actitud refleja una falta total de ética, ya que se aprovechan de su poder e influencia para actuar sin consideración alguna hacia los demás. En este sentido, los mistis actúan de manera despótica y cruel, utilizando su dominio para someter y explotar a la comunidad indígena, que carece de medios para defender sus derechos y su forma de vida. A través de la manipulación y la coacción, los mistis imponen su voluntad y perpetúan un sistema de desigualdad e injusticia. Esta realidad muestra las diferencias de clase social, abusos y cometidos en contra de la gente provinciana. Los mistis —a menudo de origen limeño y con mayores privilegios educativos— se perciben a sí mismos como superiores a las personas de la sierra, que se esfuerzan diariamente para sobrevivir a ese mundo, luchando para sacar adelante a sus hijos, sus chacras y sus animales.
Arguedas plasma la maldad y la codicia de aquellos que poseen poder e influencia sobre los otros Esta situación invita a cuestionarnos acerca de las estructuras de poder en la sociedad y la importancia de una justicia social que pueda proteger a los más vulnerables frente a las actitudes de quienes se consideran superiores y dignos de privilegios a costa de los demás.
Por todo el jirón Bolívar la gente conversa sobre el turupukllay. A ello se suma el subprefecto, un hombre foráneo y sorprendido por tal acontecimiento totalmente novedoso para él. Al mediodía el corredor de la subprefectura se presentaba repleto de mistis, que contentos intercambiaban sus pareceres y su entusiasmo por el evento festivo que se avecinaba. El turupukllay es una variante de la corrida de toros tradicional que se da en la sierra sur del país y en concreto en la población de Puquio, entre los días 28 y 31 de julio de todos los años. Este evento está revestido de simbolismo y de tradición, en el que se amarra un cóndor —este es el símbolo de la libertad y de la fuerza de los Andes— al lomo de un toro, cuya interacción produce una lucha entre los dos animales. Esta festividad se lleva a cabo a costa del sufrimiento y de la muerte de los animales. El toro muere rápidamente por causa de los piquetes dados por las garras del cóndor. Este acontecimiento muestra el abuso y la violencia que se manifiestan en nombre de la tradición, de la cultura, de la fiesta, del espectáculo. Por su parte Conde (2024) relata la brutalidad de la práctica de la corrida de toros en el contexto de Yawar Fiesta, enfatizando cómo esta celebración tradicional, en la mayoría de las ocasiones, terminaba con el cóndor como vencedor. Esto se debía a que, al estar montado en el lomo del toro, el cóndor tenía una ventaja significativa, sumada a su gran tamaño y fuerza. Así, esta festividad se caracterizaba por su agresividad y era celebrada con una mezcla de euforia y alevosía en la comunidad. Sin embargo, entendemos que ningún tipo de violencia hacia un ser vivo debe ser celebrado como un espectáculo realizado como una festividad que da muerte cruel y deshumanizada. En ese contexto, recordamos que en Perú existe la Ley N.° 30407, Ley de Protección y Bienestar de los Animales Vertebrados (Domésticos y Silvestres), en la cual el maltrato y la crueldad pueda verse como tortura o que pueda causar sufrimiento, lesiones o muerte. En ese sentido, las tradiciones no deben ser un argumento para perpetuar el sufrimiento de algún animal.
Arguedas, evidencia la tensión entre el derecho colectivo de la comunidad y los derechos individuales o externos, ya que pone en descubierto la desconexión existente entre los mestizos, como Don Julián, y las costumbres y la potencia de la comunidad indígena, evidenciándose la resistencia por parte del ayllu en contraposición a la imposición externa a la vez que la cohesión social del ayllu adquiere importancia. Este conflicto nos deja en evidencia una lucha entre modernidad y formas de vida comunitarias. La resistencia del ayllu no solo persigue el objetivo de proteger su territorio, sino también reafirmar la identidad y su derecho a la autodeterminación. La cohesión comunitaria y el respeto sagrado hacia la Pachamama son características inherentes a la cultura andina. Al mismo tiempo, ahonda en la relación integral entre el territorio y la identidad que conllevan las comunidades indígenas. Los varayocs, como autoridades tradicionales, no solo cumplen con su mandato de liderazgo, sino que su papel también revela una fortaleza moral en el momento de defender los derechos colectivos. Esta tensión pone de manifiesto el conflicto existente entre la propiedad individual y la comunitaria. De hecho, esa tensión es un tema actual en muchas comunidades indígenas. En países como Latinoamérica, donde los pueblos todavía están organizados tradicionalmente, como el ayllu, los derechos comunitarios están en conflicto con los derechos de actores externos (Gobierno, empresas o personas) que intentan explotar o privatizar los recursos naturales de los pueblos indígenas.
En conclusión, la obra representa la cultura andina, tanto en la historia como en las letras. Yawar Fiesta es una poderosa y conmovedora novela de un importante autor peruano en la cual expresa y deja una sensación de tristeza y pérdida. José María Arguedas narra todas sus experiencias de su infancia en diferentes pueblos que vivió. En esta obra se logra identificar las características del indígena en la sociedad, la cual está divido en dos momentos, un antes y un después de que llegaran los mistis a Puquio, siendo Puquio una ciudad con pobladores auténticos y únicos, donde después se convertiría en una tierra de nadie. En definitiva, nos invita a ser parte de la cultura en la corrida de toros al estilo andino, llamada Yawar Fiesta o “fiesta de sangre”.
Referencia bibliográfica
Conde, R. (2024). Hablemos de Yawar Fiesta | José María Arguedas Altamirano [archivo de video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=3VVWT7VAqKc
Dato bibliográfico
Arguedas, J. M. (2024). Yawar Fiesta. Editorial Horizonte.
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